Antes de cualquier reflexión hay que tener clara una cosa: la timidez no es una desgracia, ni una maldición, y los tímidos no son frikis. No nos dejemos llevar por la corriente principal social donde parece que si no estás tratando de sobresalir donde quiera que vayas, tienes un problema. Sin embargo, eso no significa que la timidez no pueda terminar causando problemas si no podemos controlarla. Dicho esto, parece necesario aclarar qué entendemos por timidez.
La timidez es el sentimiento de inseguridad, miedo o ansiedad que sienten algunas personas en determinadas situaciones sociales por miedo a ser rechazadas o juzgadas negativamente. Este sentimiento dificulta relacionarse con naturalidad con los demás, provocando que la persona tímida evite circunstancias que le provoquen ansiedad.
¿Puedes hacer algo más?
Puedes intentar usar una visualización. Durante el día, imagina ir a un evento y divertirte. Te ayudará a pensar positivamente y a tener más confianza en ti mismo y en tus habilidades. Recuerda respirar.
La respiración lenta y profunda puede ayudarlo a sentirse más relajado y en control. Prueba también a escuchar música relajante. Puede ayudarlo a relajarse y darle una sensación de calma.
Empieza poco a poco
Si quieres conocer gente, ve poco a poco, empieza con retos más asequibles, como conversar con el camarero, cuando lo hagas verás que no eres tan nervioso. Así poco a poco vas aumentando la dificultad.
Quizás tu miedo al rechazo te paralice por completo, te asaltan una serie de pensamientos que hacen que no corras riesgos.
Vale, quiero conocer gente. ¡Pero los extranjeros no son sociables!
Imagina que son las 7 de la tarde y estás sentado en el metro de camino a casa. Frente a ti hay un hombre con traje que ha estado leyendo tranquilamente el periódico durante varias temporadas.
Un joven de unos 30 años entra en una de las paradas. Da un vistazo rápido alrededor del auto y se sienta al lado del hombre que hojea el periódico.
Identifica tus puntos fuertes
Además de pensar en cómo quieres ser, también debes pensar en lo que ya tienes, lo que ya tienes. Así, al identificar tus puntos fuertes, también podrás resaltarlos. Por ejemplo, si tiene un gran sentido del humor, puede usarlo para socializar y relacionarse.
Una de las maneras de volverse una persona más sociable es intentar un nuevo plan o proyecto. Por ejemplo, elija una actividad que no haya hecho antes y únase a un grupo (senderismo, cocina, pintura, etc.). Puedes practicar liberarte y repetir otros roles en este nuevo entorno, donde nadie te conoce.