La ecolalia en TEA se define como que el sujeto repite palabras o frases que ha escuchado antes; ya sea justo antes (ecolalia inmediata) o algún tiempo después, que puede variar desde segundos o minutos hasta años (ecolalia tardía o retardada). Puede ser algo que le dijeron o algo que escuchó en la televisión, la radio, en el metro, en una canción, etc. Estas repeticiones pueden ser más o menos precisas, es decir, el sujeto puede repetir todo el patrón (en muchos casos se imitan incluso los patrones de entonación) o solo una parte (normalmente el final). Pero también es posible que el niño produzca variaciones de eco por la introducción de modificaciones (ecolalia atenuada o extendida), lo que indica la presencia de ciertas habilidades para desarrollar un sistema de lenguaje más creativo y productivo.
– Afasia:
Este es otro trastorno del lenguaje causado por daños en el cerebro en las áreas responsables que pueden interferir con la lectura, la escritura y la expresión. Un tipo de afasia es la afasia de Broca, que afecta principalmente a la expresión del habla, mientras que la afasia de Wernicke afecta a la comprensión del habla, por lo que se presentan los siguientes síntomas:
- Se hablan frases incompletas.
- Hablan en oraciones conectadas.
- No entienden las conversaciones de los demás.
- Escriben frases sin sentido.
- Se pronuncian palabras extrañas.
- Interpretan literalmente el lenguaje figurado.
¿Cuándo preocuparse si el niño no habla bien?
Existen algunos síntomas precoces antes de hablar que podemos observar antes de los dos años que nos ayudarán a buscar ayuda especializada si lo consideramos necesario. Ellos son:
¿Sabías que puedes aprender a controlar tu ritmo al hablar?
Lograr una comunicación efectiva por voz puede ser una herramienta de gran éxito. En primer lugar, si tu trabajo es convencer, vender o convencer a quienes te escuchan.
El ritmo del habla, el tono que usas y todo lo relacionado con el ritmo del habla no siempre es el mismo. Una de las cosas que debes aprender es a definir tu audiencia: ¿quién te escuchará? ¿Qué espera obtener de ellos?
Qué NO decirle a las personas con cáncer.
Algunos comentarios pueden ser desafortunados. A veces nacen del olvido, y otras veces porque quien las elabora sólo quiere satisfacer una curiosidad enfermiza. Pero no tenemos que temer la posibilidad de cometer errores. Nadie nace capacitado para apoyar a alguien con cáncer, y si nos equivocamos, muchas veces una disculpa es suficiente.
- “Estoy seguro de que estarás bien. Si confías en Dios, tendrá misericordia de ti”. Recuerde que no todos sobreviven al cáncer. Y no podemos hacer predicciones sobre una persona específica. Por lo tanto, decirle que definitivamente saldrá es hacerle una promesa que no sabemos si podremos cumplir. Por otro lado, las creencias religiosas solo ayudan si una persona las tiene. De lo contrario, puedes considerarlo compulsivo o como si estuviéramos creando las condiciones para que sane.
- “Sé positivo”: No hay instrucciones sobre cómo combatir el cáncer. Algunas personas lo experimentan en la desesperación, otras en la humildad y aún otras en la lucha. Todas estas fórmulas son igualmente válidas y una persona tiene derecho a seguir la que le viene de dentro. Una actitud positiva no funciona por recomendación, y si el paciente la fuerza, puede crear una carga adicional de ansiedad.
- “¡Estoy tan celoso de cómo perdiste peso!” : Una persona está feliz de perder peso solo cuando ha dado un cierto número de pasos hacia este objetivo (dieta, ejercicio, etc.). ). Cuando tienes cáncer, afecta tu apariencia, y por eso no se debe celebrar la pérdida de peso. Aunque este hombre en realidad quería perder peso.
- “Tomar infusiones…”: El tratamiento lo prescribe el oncólogo con el paciente. Y las infusiones pueden interferir en la eficacia de ciertos tipos de quimioterapia, como se ha demostrado con la manzanilla o la hierba de San Juan.
- “El cáncer no existe. Es un invento de las farmacéuticas para ganar dinero”: esta frase no solo es mentira, también puede socavar la confianza del paciente en el oncólogo. Y la confianza es clave.
