No sé qué le pasa a la mayoría de las mujeres en estos días, o tal vez soy yo, realmente ya no lo sé. Pero cada vez es más difícil tener amigos que no me vuelvan loco. Así que decidí expresarle al mundo las razones por las que prefería ser feliz sin amigos. ¡Definitivamente no necesito esto!
1. No tienen mi sentido del humor y no pueden reírse de cosas así. Además, terminan mirándome como si fuera peor que el papá que se ríe. Así que decidí hacer de este hombre mi amigo.
¿Dónde están mis amigos?
Como todo proceso de autoconocimiento, este requiere esfuerzo de tu parte, así que espero que te animes a analizar los puntos que hacen que no tengas amigos. Imagino que si has llegado hasta aquí es porque podemos contar con cierta motivación para ello, si no, hay formas de conseguirlo.
No obstante, te aconsejo que aprendas más sobre la asertividad, o cómo mejorar tus relaciones personales y profesionales.
Timidez
Las personas tímidas se sienten ansiosas e incómodas en situaciones sociales. Así, evitan estar e interactuar con los demás.
Si bien buscan reducir el malestar que les genera la interacción con los demás, luego experimentan malestares en su aislamiento voluntario.
Expectativas
Una de las razones por las que nos puede resultar difícil entablar amistades, y quizás la más relevante, son nuestras propias expectativas. Si pensamos que los amigos tienen que ser de cierta manera y no lo son, acabamos rechazándolos. Aunque al principio es difícil, tenemos que aceptar que nadie es igual a nosotros, por lo que nuestra forma de pensar y actuar es única. Aquí se hace patente la necesidad de ser tolerantes, aceptando la diversidad como una nueva forma de aprender.
A pesar de esto, debemos tener en cuenta que ser tolerantes no significa que permitamos que los demás hagan cualquier cosa. Por el contrario, a lo que nos referimos es a aprender una forma de relacionarnos con los amigos de forma que todos salgamos beneficiados, apreciando las cualidades positivas que los demás están dispuestos a ofrecernos y dándoles también lo mejor de nosotros. Si podemos disfrutar de la compañía del otro y sentirnos cómodos, se creará un ambiente propicio para que surja la amistad.