Cuando el amor se acaba, es como si algo se rompiera dentro de ti. Una parte de ti se siente vacía y no sabes cómo llenar ese espacio. Todos los recuerdos que compartiste con esa persona ahora parecen dolorosos. Cada sonrisa, cada momento que te sientes feliz te duele.
Pero en cierto modo también es un lanzamiento. Ya no tienes que fingir, no tienes que seguir luchando por algo que nunca funcionó. Ahora puedes concentrarte en ti mismo y en tu propia felicidad.
Qué hacer cuando se acaba el amor
Cuando se acaba el amor y se acaban las relaciones, la pareja empieza a sufrir. No es que esta persona haya muerto, sino que la relación ha muerto, el vínculo que unía a estas dos personas ya no existe. Es ahora cuando una persona inicia el camino hacia el autoconocimiento y el reencuentro consigo misma.
Es vital que aceptes las emociones y sensaciones que te embargan. En primer lugar, que te permitas compartir tus sentimientos con tus seres queridos: familiares y amigos. El solo hecho de poder apoyarte en otro te permitirá desahogarte y no convertirte en víctima del océano de emociones en el que te encuentras.
¿Qué haces cuando se acaba el amor?
Cuando el amor se acaba, no dejes todo de golpe. A veces, algunos sentimientos pueden estar latentes y pueden revivir a través de nuevas experiencias. Aquí hay algunas cosas que puede hacer para tratar de salvar su relación si siente que el amor ha terminado.
Cuando el amor ha llegado a su fin, este hecho se manifiesta en el propio proyecto de futuro, ya que no ves a tu lado a la persona con la que viviste tan buenos momentos en el futuro, no ves a tu pareja en tu escenario de vida, pero la imagen de tu bienestar es soledad u otra persona a tu lado. Por lo general, en esos momentos desea estar solo y necesita un período de profunda reflexión. Muchos psicólogos argumentan que lo ideal sería cambiar de pareja cada 3 años para renovar las ilusiones, pero esto es solo un paradigma para el que la sociedad no está preparada, aunque muchas personas ya empiezan a practicarlo.
No te aferres a las cosas ni a los recuerdos.
Los objetos y lugares tienen un gran poder para evocar recuerdos y emociones. Cosas como ese peluche que te regaló en la feria. Si te duele, guárdalo, regálalo o tíralo. Lo que nunca debes hacer es devolvérselo a otra persona, ya que este es un acto muy agresivo psicológicamente para ambos.
Pensamientos como “no encontraré a nadie más”, “nadie me amará nunca” son pensamientos irreales, catastróficos y absolutistas que no tienen fundamento ni verdad. Discútalos con pensamientos reales, sanos y salvos: “Por supuesto, muchas personas me aman”.
Analiza si es mejor cerrar la historia o no.
La historia debe cerrarse cuando está terminada, cuando los aspectos negativos superan con creces a los positivos. Pero desentrañarnos en el universo de las emociones y las sensaciones no es fácil, sobre todo si tenemos miedo de estar solos, sufrir o fracasar.
Para tratar de entender si nuestra historia tiene más oportunidades o está a punto de terminar, es importante quitarse el miedo y escucharse a uno mismo. Entonces podemos hacernos las siguientes preguntas: