Paradójicamente, en un mundo cada vez más conectado, a muchas personas les resulta cada vez más difícil hacer amigos. La amistad es el vínculo estrecho que se forma entre dos personas o un grupo. Esto suele basarse en emociones como el afecto, el respeto, la lealtad o la simpatía. Es una de las relaciones afectivas más importantes que uno puede tener, y por lo tanto es un elemento fundamental para desarrollar una vida plena y satisfactoria.
Por lo tanto, cuando una persona tiene dificultad para hacer amigos, su bienestar emocional se ve seriamente afectado. En estos casos, problemas como depresión, baja autoestima, miedo, etc. suelen aparecer. Por esta razón, es fundamental buscar formas de fortalecer las amistades.
Posibles razones por las que no tienes amigos
Las razones por las que te quedaste solo o solo pueden ser muchas, lo sé, pero la mayoría de las personas sufren de esta soledad casi siempre por las mismas razones.
La autoestima es un factor determinante a la hora de crear y mantener relaciones sociales adecuadas, sanas y estables. “Hay que cuidar a los amigos”, dicen, y “el que tiene un amigo tiene un tesoro”. Y eso es verdad
Sentirse solo no es lo mismo que estar solo
Porque la soledad puede ser buena. Se ha demostrado que en este estado el cerebro recupera la capacidad de atención, la motivación, la creatividad y la productividad.
Sin embargo, sentirse solo es otra historia. A largo plazo, afecta su salud mental, causa depresión y tiene un mayor riesgo de mortalidad que la obesidad (Holt-Lundstad et al. 2015).
Baja autoestima
La baja autoestima nos impide vernos como personas valiosas. En estos casos es habitual la comparación constante con los demás y la sensación de que no estamos a la altura.
Este sentimiento de inferioridad nos impide atrevernos a intimar con los demás, fomentando el aislamiento y la soledad.
Soledad en adolescentes y amistades de mala calidad
En 2018, una compañía de seguros de salud realizó un estudio en Estados Unidos perfectamente extrapolable a cualquier país. Algo que se pudo apreciar es que los jóvenes entre 18 y 22 años son el grupo poblacional más solitario. Esta tendencia y la percepción de este sentimiento aumentó drásticamente en 2011, cuando se afianzó el uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías.
Hoy, muchos adolescentes de 11, 12 y 16 años dicen: “Tengo amigos pero me siento solo”. La causa es que las relaciones hoy se alimentan casi exclusivamente del medio digital, de ese escenario que se da en el teléfono móvil donde los vínculos son frágiles, efímeros e incluso poco confiables en su mayoría.
