¿Te tratan como si fueras pequeño y ya “tienes pelo en… (en las piernas)”? Algo anda mal… ¿son ellos? ¿eres tu? Sus respuestas son probablemente sí, sí y no. ¡Genial, todavía lo necesito!
Empecemos por el principio:
¿Qué podemos hacer cuando todo no nos importa?
Perderse en medio del mar sin siquiera ver un destello de luz iluminando nuestro camino puede ser desesperante. Sin embargo, no todo está perdido. Cuando no nos importa nada, en muchos casos ni siquiera queremos buscar ayuda profesional, “¿por qué? Si no tengo otra opción”, pensamos. Pero no lo es, tenemos más opciones de las que pensamos.
A lo largo de nuestra historia de aprendizaje, la mente ha adquirido una serie de patrones de pensamiento. Estos pensamientos nos llevaron a creer que la existencia existe de cierta manera. Sin embargo, así como pensamos que la realidad es negra, también podemos verla en colores blanco, azul, rojo o arcoíris. Como no hay un solo color para ver la existencia, todos son válidos, y lo mejor es que no tenemos que tomar un solo punto de vista.
Dependiendo del color, olor o simple sugerencia, podemos provocar más aversión a ciertos alimentos.
La sensación de que la comida se puede atascar en la garganta al tragar se vuelve completamente insoportable y peligrosa para algunas personas. La sensación es que la garganta no cede a la comida, como suele hacer. La ansiedad a menudo se manifiesta en forma de aumento de la tensión en los músculos de los hombros, la espalda y la mandíbula. En el caso de dificultad para tragar, la tensión se concentra especialmente en la garganta y tiende a aumentar a medida que aumenta la atención en esta zona. Asociado a la disfagia, también son frecuentes los episodios de ronquera debido a la tensión excesiva en las cuerdas vocales. Cuanto más miedo tiene una persona a la asfixia, más probable es que desarrolle fagofobia.
Algunas personas son más sensibles que otras a la hora de rechazar la comida por un color, olor o la mera sugerencia. Naturalmente, algunos alimentos pueden ser más difíciles de tragar. Según el nivel de miedo y de alerta, pueden presentarse náuseas o vómitos. Cuando pensamos que un alimento puede causar problemas para nuestra salud, el rechazo es automático y nos ayuda a protegernos de una posible intoxicación. Desde un punto de vista evolutivo, esta negativa protege contra el envenenamiento y la enfermedad. El inconveniente es que cuando la oclusión de la glotis se realiza por simple sugestión, puede causar problemas, dejando de ser un mecanismo útil.