Soliloquios
Muchas personas, niños o adultos, hablan entre ellos y es una práctica común. En los primeros años, los niños experimentan jugando con las palabras. En las personas mayores, es una forma de proyectar sus emociones o una forma de pensar en voz alta.
- Cuando tienes que felicitarte. Ser capaz de reconocer el éxito de lo que logras y felicitarte por ello ayuda a seguir teniendo éxito.
- Dar un discurso motivacional. Cuando no tenemos a nadie a mano para motivarnos o animarnos, podemos desempeñar este papel nosotros mismos. Ser alentado a lograr metas en el trabajo, en los deportes o en las relaciones es de gran ayuda.
- Para evaluar los pros y los contras de una decisión. Decir las opciones en voz alta y pensar en los pros y los contras puede ayudarte a encontrar la alternativa más satisfactoria.
- Para desahogarse. Cuando algo nos afecta y nos causa malestar, hablar en voz alta puede ayudar a desahogarse. Las personas particularmente introvertidas pueden ganar mucho con esta estrategia.
- Analizar pensamientos y emociones. Poner las emociones en palabras ayuda a entender mejor lo que está pasando y las posibles soluciones que tenemos al alcance de la mano. Hablar con los demás o contigo mismo ayuda a dar sentido a lo que sientes. Las personas que no verbalizan su malestar tienden a mantener más tiempo la sensación de bloqueo ante experiencias en las que surge el malestar, la ira, el miedo… Esto es especialmente necesario tras haber vivido hechos traumáticos como violaciones, incendios, accidentes. ..
- Practica lo que se va a decir antes de hacerlo. Simular situaciones a las que nos enfrentaremos más adelante, visualizarlas y reproducir diálogos y argumentos es muy útil para sentirnos más seguros cuando estamos en el escenario real. Nos ayuda a detectar amenazas, debilidades y fortalezas que nos ayudarán a lograr nuestro objetivo.
Entonces, si hablar solo es bueno, ¿por qué no hacerlo más a menudo?
Lo que pasa es que, por un lado, hemos aprendido a dialogar con otras personas y a compartir nuestros pensamientos, experiencias e inquietudes, de esta forma obtenemos mayores ventajas, como una socialización valiosa, una mejor relación mutua. conocimiento, una fuente más amplia de aprendizaje mediante el intercambio de puntos de vista, opiniones, experiencias…
Por otro lado, al crecer, fuimos aprendiendo poco a poco a interiorizar nuestro diálogo interno, lo que lo hacía más rápido, eficaz y automática, obteniendo además una mayor aceptación social al diferenciarnos de otras personas consideradas “locas”.
¿Por qué a veces nos hablamos a nosotros mismos? Conectar con las emociones
El diálogo externo tiene una gran capacidad de autorregulación. No solo nos ayuda a mejorar los procesos cognitivos para resolver problemas. También nos permite ser más conscientes de las cosas y conectarnos mejor con las emociones mediante la detección, la clarificación y la gestión.
Preguntar cómo nos sentimos, por qué y qué podemos hacer con esta emoción puede ser realmente catártico.